19.2.07

Porque el mapa nunca es el territorio

De modo que hay que corregir cada vez que me encuentre con un error del cartógrafo.

Y si, que de verdad en diciembre pensaba bajar las revoluciones, pero todo resultó ser mas telúrico que reposado (como tenia pensado).

Lo peor de irme de vacaciones de mi misma es que acabé echandome de menos enseguida.

Lo primero que hice fue correr bajo ese cielo gris que insultaba al mundo vestido de verano en tono UV.
Cuando ya no daba más me escondí en un renglón vacío de mi agenda ya sin tapas, con la intención de no ser más que un recuerdo acumulando polvo en el calendario mensual.
Cundo el corazon crujía como hojas secas entró El como un remolino. Me destapó la cara y me dió un beso - levántate y anda- me dijo con cara de cortatu$%&#á.
Siempre es mejor detenerse un poco a revisar la ruta ,en vez de seguir rapido pero avanzando en circulos. -Es hora de cerrar esa puerta y seguir-.
Gran verdad me dijo mientras comiamos yogurth con quaker.
Y yo que aveces pensaba que al septimo día había quedado cesante.

Luego, el regreso tenía mejor sabor, pues me sentía más cerca, más real y con los ojos más claros a pesar de los conflictos y ese cielo gris.

En fin, que he vuelto. Con las mismas ojeras, con nuevos moretones de pasos tanteados en la osucridad del alma pero sin los espasmos de pensar en el futuro.

Mi ruta la dibujo al andar, porque el mapa...
nunca es el territorio.

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